Publicidad en el Sector Educativo | Publicidad y Marketing Educativo Publicidad en el Sector Educativo | Publicidad y Marketing Educativo

Publicidad en el Sector Educativo

Volví a encontrarme a Malcolm unos cuantos meses después y casi sin dejarme ni hablar, se abalanzó hacia mí poseído de un enfado monumental.


Mr. MALCOLM: Hace unos meses, en una conversación que tuvimos ¿recuerdas?, me recomendaste incrementar mi gasto publicitario sobre la base de que pese a que este sector, el educativo, no había sido un sector históricamente proclive a la publicidad, en otros casos similares empresas que habían hecho lo mismo habían visto incrementar de forma significativa sus ventas. Pues bien, te hice caso y la verdad, llevo 4 meses de campaña y eso no ha sucedido.




Publicidad en el Sector Educativo


JAIME GARCÍA: Vayamos por pasos, querido Mr. Malcolm. Lo primero, buenas tardes y cuánto me alegro de volver a verte. Últimamente, cada vez que nos vemos, deviene una charla estimulante. Analicemos tu observación, tengamos en cuenta las condiciones del mercado y reflexionemos sobre el uso de la publicidad. 

Mr. M.: Perfecto, perfecto… quiero volverte a escuchar todas esas cantinelas, todos esas loas a la publicidad que me hiciste en su momento y que, como yo preveía, no se han concretado en nada. No he tenido retorno alguno del gasto realizado en publicidad.


J.G.: Bueno, eso es muy interesante, porque sin duda significa que has hecho un análisis exhaustivo tanto del gasto incurrido, como de los ingresos generados, ¿no?

Mr. M.: ¡Por supuesto!

J.G. Y, si me permites la pregunta, ¿cómo lo has estimado?

Mr. M.: El gasto lo aprobé yo personalmente. Aprobé un díptico que costó, entre producción y creatividad, cerca de 5.000 €. Una inserción en una revista local, 800 €, y finalmente, inserciones en medios locales y provinciales que  junto a la creatividad del anuncio, ascendieron a 22.000€ de campaña por 4 meses. Total, entre pitos y flautas, la nada despreciable cifra de 27.800 €. ¿Qué te parece? Ahhh, y eso sin sumarle el gasto de las revistas semestrales del colegio, que ascienden a unos 6.000€ los 1.500 ejemplares que repartimos entre nuestras familias y ex alumnos. Si a ello le unimos gastos de relaciones públicas por fiestas de Navidad, el día de puertas abiertas del colegio, la clausura de curso y los regalos que hacemos a los padres y abuelos por sus respectivos días de celebración… todo asciende a la bonita cifra de CASI 45.000€…Y, nada…nada de nada.

J.G.: Bueno, querido amigo, está claro que manejas muy bien el control de tus gastos y, desde luego, es un aspecto esencial para saber cuál puede ser el retorno de una campaña. Sin embargo, cuando te preguntaba cómo habías estimado la campaña, me refería más bien a ¿cómo habías controlado el impacto de la misma? ¿Estaban avisadas todas aquellas personas que pueden ser canal de comunicación con un futuro cliente de que esa campaña iniciaba? ¿Sabían las personas de secretaría que se iban a publicar anuncios en prensa, se iban a hacer inserciones o incluso, qué se pretende con las fiestas que organiza el colegio? ¿Se ha incluido en la revista semestral un sistema de comunicación con los lectores para que nos indiquen si los contenidos son los adecuados?

Mr. M.: No me faltaba más que oír  que tengo que informar a mis secretarias de las decisiones que tomo yo a nivel de publicidad y comunicación...

J.G.: A tus secretarias no, querido amigo, sino a tu personal encargado de establecer la comunicación efectiva con tus futuros clientes. Si ellas no saben ni están preparadas parar atender una campaña, difícilmente podrán dar respuesta a las necesidades reales de la misma, ni se preocuparán de controlar por qué o desde que medio llega la comunicación y eso, querido amigo, es esencial para controlar, de verdad, tus gastos. Esa experiencia histórica te servirá para elegir, por ejemplo, mejor el medio en el que incurrir en nuevos gastos. Ellas, ellos, deben ser quienes, con un protocolo concreto y sencillo (bastan dos preguntas una vez se ha trasladado toda la información que solicita o que nosotros hayamos definido que se debe trasladar, al interlocutor), nos den el feedback de información necesario sobre la validez de los medios utilizados en la campaña y sobre el mensaje. ¿Hiciste algo de esto?

Mr. M.: Yo, ehhh, no. La verdad es que no. Pero tengo la seguridad de que los alumnos que han solicitado la plaza no vienen por la campaña…

J.G.: ¿Estás seguro? ¿Cómo puedes afirmar con tanta rotundidad este hecho?

Mr. M.: No, realmente, no puedo afirmarlo con seguridad.

J.G. Eso no quiere decir que no tengas razón, amigo. Puede que tu intuyas que la campaña no ha funcionado porque tus expectativas de incremento de ventas eran superiores a las que has obtenido. Eso puede deberse a varias circunstancias y, en todas ellas, era necesario haber hecho un control post-campaña.
Vayamos por partes: la primera causa de fracaso de una campaña, sin duda, se debe a un error en el planteamiento del mensaje. ¿Ha sido el apropiado? También puede deberse a un error en la selección del canal, es decir, los medios o la forma de hacer llegar ese mensaje. En estos dos casos, las empresas de gran tamaño y con presupuestos altos en marketing, suelen solucionarlo con sesudos análisis de mercado. En nuestro caso, debemos fiarnos de la intuición y de la experiencia de la agencia de publicidad. Y, en mi opinión, eso no es necesariamente malo. El mundo de la publicidad tiene un sinfín de anécdotas sobre campañas fracasadas después de sesudos informes previos. La intuición, según algunos autores, Maxwell, por ejemplo, es un valor nada despreciable y en publicidad, querido amigo, nadie conoce mejor su empresa que quien la dirige… por tanto tu conocimiento de los gustos de tus clientes debería ser esencial a la hora de configurar el mensaje y elegir el canal. ¿Tu agencia de publicidad trabajó contigo en el diseño de la campaña?

Mr. M.: Vamos a ver, querido Jaime: yo cuando contrato un servicio, espero que sea la empresa contratada quien haga su trabajo, no yo.

J.G. Permite que discrepe, y mucho más en el mundo de la publicidad. Ya te he dicho que quien mejor conoce a su cliente y sus productos es el Centro. Por tanto, sin lugar a dudas, tú o en quien tú hubieras delegado, debería haber participado induciendo a la agencia a desarrollar una creatividad adecuada.

Mr. M.: Ya.

J.G. Además, se debería haber realizado un protocolo de control para medir el impacto económico, es decir, el rendimiento de la campaña. Se tendría que haber informado a todo aquel que pudiera participar en el contacto con el futuro cliente del inicio de una campaña y se debería haber articulado, mediante preguntas simples, un sistema para captar información relacionada con el desarrollo de la campaña. Así se podría saber cuántos futuros clientes han contactado porque han visto el anuncio, han ojeado el encarte, han leído la revista del colegio, han venido al día de puertas abiertas o, simplemente, se han acercado a conocer el colegio porque se lo han recomendados unos amigos o conocidos. Esta información es esencial para que tú el próximo curso hubieras hecho un reparto “inteligente” de tus gastos comerciales, distribuyéndolos en aquellas partidas que más rendimiento te han dado este año. Además sabrías cuántos de esos que han llegado por determinados medios, concluyen el proceso y matriculan a sus hijos en el centro. Es decir, controlarías también el subsecuente proceso comercial y podrías trabajar sobre los protocolos o formas más exitosas de quienes reciben a las familias para matricularlas. Identificarías las buenas prácticas y las extenderás a todos aquellos que no saben bien cómo acometer una entrevista de matriculación. Finalmente, con el tiempo, podrás ver la perdurabilidad de ese alumno en el centro y, por tanto, medir la recurrencia (como indicador medio) y llegar a controlar el rendimiento real de cada euro “invertido” en publicidad.

Mr. M.: Pero eso lleva mucho tiempo, ¡¡¡años!!!


J.G.: Sí, y los centros que aspiran a ser centros de reconocido prestigio, también. Así que te recomiendo paciencia. Aporta en el proceso creativo de tu centro tus conocimientos, controla el rendimiento y utiliza los datos obtenidos con el paso del tiempo en información valiosa para ir afinando cada vez más. Ahhh… Y todo esto sin entrar a analizar un aspecto esencial para el mercado en estos dos últimos años. La crisis, amigo, la tan temida crisis que ha afectado de forma profunda la percepción de nuestros potenciales clientes… y la del resto de las empresas de este país, y de otros.